ARRIEROS
SOMOS...
Es momento pues de decir hasta luego.
Ferrocarril en la Botella se ha convertido en
un símbolo que pese a las circunstancias que lo enfrentan ahora, se logra
mantener latente, permite crear para sí mismo una eterna memoria que alienta
con buen orgullo.
Su esencia de viejo metal que mueve engranajes
oxidados que desgarran a cada tiple y guitarra que suena desde el alma hace que
recuerde sus buenos tiempos y nos invite a brindar una última vez por el
sincero amor que sentimos a la patria.
Se va el ferrocarril. Y aunque ahora partimos
sin él, marchando a pie, una vez más siendo arrieros junto a su vieja botella, encontrándonos
en otros caminos hemos de honrarle siempre y de hacerle bien.
Seguro entre los dejes del destino será difícil
regresar y encontrarnos, pero en la distancia cuando todo se ponga mejor, a la
vuelta de la carretera donde empieza el rescate de nuestra vida, memoria y los buenos
momentos junto a lo que hacemos nuestro ese Ferrocarril buscando ahogarse una
vez más en su Botella ha de volver a su carrilera... por ahora se despide con el
alma.