4 oct 2012

ASÍ SE TROVA EN 
COLOMBIA
"Pueblo hermoso el de Colombia
De calidez sin igual,
Emprendedor y festivo
Acogedor y cordial”   

“Pueblo que sabe brindarse
Con entusiasmo y esmero
Abnegado y laborioso
Sensible, franco y sincero."

Cantas, trovas, piquerías, décimas, contrapunteos, rajaleñas: he aquí la magia del verso rimando las palabras que se fugan del cerebro y trasegan como juglares los caminos de la patria.

Las TROVAS del arriero paisa en la fonda caminera contán­dole sus penas a la noche o alegrando el oído de su amada. El veloz CONTRAPUNTEO de los llanos robando la armonía del estero y la cadencia de la palma para tejer joropos repentinos con los capachos, el cuatro, y el arpa encantada. Coplas de RAJALEÑA que recogen la tradición del Tolima Grande en la tonada del tiple que matiza el movimiento del chucho, la esterilla, la marrana y la ancestral tambora. La CANTA Santandereana, torbellino que recorre diapasones de tiples campesinos que improvisan esperanzas y cantan amores con dulzor de pina lebrijeña.

Dos mentes de fina espuela protagonizan el hábil forcejeo del verso en La PIQUERIA donde cada redondilla se toma el "rumbón" descomplicado. Piquería de acordeón y guacharaca que en las tarimas pueblerinas va evocando a Duran y Juancho Polo.

Tan libres como el viento en la sabana, las DÉCIMAS fluyen de la mente y la garganta en las arduas jornadas del vaquero, y enardecen el espíritu costeño en la palestra, haciendo gala del sentir de un pueblo.

Las Trovas del CINCO Y SEIS, cantándole al valle del cotero y del ingenio, del pescador mulato, de la salsa, el café y el artesano. Trovas que se mecen como cañas en la armonía de un bambuco colombiano.

CANTAS de Boyacá y Cundinamarca que narran el queha­cer de los abuelos y se proyectan construyendo patria, con acordes de tiple y trinos de flauta sembrados en el alma colectiva como minas de sal y de esmeralda."

La improvisación se convierte en arte cuando Los Marinillos (Minisicuí y Gelatina) entonan sus rimas y ponen a prueba esa capacidad innata, que sustentada en un cuidadoso trabajo de investigación, da como resultado este sincero homenaje a la cultura popular. Homenaje y contribución a la vez, porque pre­cisamente, esfuerzos animadores y refrescantes como éste son los que necesita con urgencia Colombia.

Nunca antes se había presentado, con tanto éxito y calidad, una muestra de nuestra riqueza oral con las posibilidades de permanencia y difusión que tiene un disco. Y nos llena de placer que sean Los Marinillos (los jóvenes Minisicuí y Gelatina) quienes en oportuno experimento nos ayuden a reconocernos como país y como hermanos.

(Cortesía Fabio Ortiz)

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